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domingo, 29 de mayo de 2011

Origen de la expresión "Tócame Roque"

Según el Diccionario, se denomina la casa de Tócame Roque a aquella en la que reina la confusión y hay con frecuencia alborotos y riñas.

Esta famosa casa madrileña estuvo situada durante el siglo XVIII y la primera mitad del XIX en la esquina de las calles Barquillo y Belén, tapando la salida de ambas vías hacia Fernando VI.

Al parecer era una corrala con varios patios y muchas viviendas, y vivían allí varios chisperos (herreros) que trabajaban el hierro en los patios

Tócame Roque no fue el nombre de ningún personaje - como se cree - sino que así se llamaba una casa de vecindad ubicada en la calle del Barquillo, en Madrid.

¿Como era?

La casa de Tócame-Roque. Óleo sobre lienzo. 0.89 x 1.05 cm. Museo del Prado. Madrid. Obra de Manuel García 'Hispaleto'

¿Por qué se llamó así?

Dice la tradición que estos vecinos se amotinaron y decidieron dejar de pagar el alquiler a los caseros, no permitiéndoles la entrada en el lugar.

   Dice la tradición que estos vecinos se amotinaron y decidieron dejar de pagar el alquiler a los caseros. La vivienda era, fea e insalubre. Se cuenta que la casa fue heredada por dos hermanos, Juan y Roque, que no se pusieron de acuerdo en nada. Ambos discutían pretendiendo que la herencia les correspondía por entero. Así, Juan le decía a Roque: "Tócame, Roque". y Roque contestaba: "La casa tócame a mí, Juan". Y como la disputa duró años, la casa se quedó con ese nombre: Tócame Roque.


En 1849 el Ayuntamiento ordenó su derribo para destaponar la calle Barquillo y comunicarla con la perpendicular Fernando VI. Las ochenta familias que todavía quedaron en la casa tras la orden de desalojo, impidieron que la casa se derribase durante más de un año de batallas con la municipalidad, hasta que se consumó el desahucio.
 
Fue demolida en el año 1850. Este inmueble castizo estaba en boca de todo el mundo por los mil zipizapes que en él se armaron, pero pasó a la literatura tras ser inmortalizado por don Ramón de la Cruz (1731-1794) en su sainete La Petra y la Juana o el buen casero. El último altercado, contra corchetes y ministriles, fue para oponerse al desalojo del inmueble, dispuesto ya el derribo del mismo.


Todos estos follones quedaron en el imaginario madrileño, y así, cuando alguien quería encontrar una comparación para hablar de una casa en la que había mucho jaleo y muchas disputas, decía: Esto parece la casa de Tócame Roque.


En esta y en otras casas de vecindad antiguas se inspiró Mesonero Romanos para escribir su artículo «Día de toros», incluido en su obra Escenas Matritenses.

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