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sábado, 28 de enero de 2012

Como saber si ella...

..Tiene Ganas

Tener relaciones sexuales es difícil, siempre. 
Cuando tienes pareja piensas:

“¡Por fin voy a tener sexo cuando yo quiera!”. 

¡Mentira! 

      Eso de las relaciones sexuales estables es una leyenda. Es difícil que se dé que ella tenga ganas y que tú tengas ganas, y que cuando tú tengas ganas, ella sepa que tú tienes ganas y tú sepas que ella tiene ganas. 

     Yo, por necesidad más que nada, me he convertido en un experto en interpretar este tipo de señales. 

    Veréis: si estás en el sofá y cuando va a acostarse te dice: 

     – Me voy a la cama, no tardes. 

Eso quiere decir: “Me voy a acostar sin bragas”. 

Pero si ella se acuesta y te dice: 

     – Yo me voy a la cama, cuando vengas haz el favor de no hacer ruido. 

Amigo mío… coge una revista y sedúcete a ti mismo. 

     Hay palabras mágicas que ella suele utilizar para dejar claras sus intenciones. Por ejemplo, la palabra “siesta”. Si ella después de comer te dice: 

     – ¿Nos echamos la siesta? Está claro: “sí está”. 

    Hay que estar muy atento a cómo se viste cuando se acuesta. Si se coloca los calcetines y el esquijama con pelotillas te está diciendo que no quiere saber nada de tus pelotillas… 

    Yo creo que, con esto del sexo, las personas funcionamos un poco como los teléfonos móviles: que se supone que sirven para que estemos comunicados siempre, pero a veces tú lanzas un mensaje y ella no está operativa; otras te lo lanza ella a ti, y resulta que tú estás comunicando. 

     Si un día anodino, como por ejemplo el martes, tu chica sin venir a cuento te pregunta por Zidane: 

- Oye, ¿y cómo va lo de Zidane? Está claro… ¡¡¡Quiere… que le introduzcas el PIN!!! 


     Hay otras señales más sutiles. Hay que estar muy atento a cómo te llama cuando llegas a casa. Si entras por la puerta y escuchas tu nombre tres octavas más agudas de lo normal (En vez de oír: “Hola Manuel”, oyes: “¡Hola Manueeeeel!”), prepárate. Va a estallar el obús. Te va a hacer como en el anuncio de Jazztel: “¡Otro…! ¡Otro…! ¡Otro más…!” Lo malo, cuando te pasa esto, es que tú, al segundo, te quedas sin batería. 

     Si cuando se está arreglando para salir te dice:

     -“¿Me ayudas a subirme la cremallera?”, en realidad te está diciendo:
    -“¿Cuándo volvamos… también me la bajarás?”. 

    Es decir, ella está a tope de cobertura. Pero atención, porque el momento de subirle la cremallera es muy delicado. Si la pellizcas sin querer, se acabó lo que se daba. Se dará la vuelta y te dirá:

    -“¿Qué piensas? ¿Qué estás cerrando una maleta? ¡Serás bestia!”. 

    Y conectará el buzón de voz. Ya puedes llamar, ya… 

    La postura que ella coge cuando se mete en la cama es otra forma de saber si está operativa o no está operativa. Si se mete en la cama y se enrolla como una oruga… no te esfuerces, tiene el terminal apagado. 

    Pero si por el contrario, se tira boca abajo y mueve el culete como el pato Donald al andar… ¡Atención, tienes una llamada en espera! 


    En cualquier caso, con móvil o sin él, el momento clave sin duda es el sábado. Porque el sábado por la noche tú sabes que toca. Y con esa ilusión te metes en la cama. Pero puede pasar que, de repente, apague la luz y diga: 

    - Buenas noches. 

   - ¿Cómo que buenas noches? ¡Pero si es sábado! 

   Te dan ganas de levantarte a por el calendario y decirle:

   - “Mira… Mira… ¡¡MAÑANA ROJO!!”. 

   Hombre, por favor… Yo creo que, como hay mucha despistada por ahí, deberían decirlo en las noticias: “Y terminamos recordándoles que hoy es sábado… MAÑANA ROJO!!”. 

     Sin embargo en vez de ir a por el calendario, lo que hacemos la mayoría de los tíos es poner en marcha la operación gusano: acercarnos a ella reptando por la cama, como sin querer, hasta que nos acoplamos. La abrazamos y empiezas a tontear con la mano, que si le acaricias la cadera, que si ahora la tripita… y empiezas a subir y a subir, a ver si ella reacciona. Y sí que reacciona, sí. De pronto te coge la mano y te dice: 

    - ¡Qué bien estamos así! Yo no necesito nada más. 

   Y te quedas con las ganas. Esperando la próxima señal. Habrá que tener… la antena sacada.

     

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