Yo estaba muy feliz.
María
y yo habíamos salido juntos más de un año, y decidimos casarnos. Sus
padres nos ayudaron en toda forma posible, mis amigos me apoyaban, y mi
novia era un sueño.
Solo
había una cosa que me molestaba mucho, y era la mejor amiga de ella.
Era inteligente y sexy, y a veces flirteaba conmigo, lo que me
consternaba.
Un
día, la amiga de María me habló por teléfono y me pidió que fuera a su
casa a ayudarle con la lista de los invitados a la boda. Así que fui
para allá.
Estaba
sola, y cuando llegué, me susurró que, ya que me iba a casar con su
mejor amiga, y tomando en cuenta que ella tenía ciertos sentimientos y
deseos hacia mi persona, y que ya no podía aguantarse más, y que antes
de que me casara y comprometiera mi vida a su mejor amiga, quería hacer
conmigo el amor una sola vez. ¿Qué podía decir?
Estaba
totalmente sorprendido, y no pude decir palabra. Así que me dijo: ‘Iré
al cuarto, y si tú lo deseas, entra y me tendrás.’ Admiré su maravilloso
trasero mecerse al subir las escaleras.
Me
levanté del sillón y estuve así, de pie, por un momento pensativo. Me
di la vuelta y fui a la puerta principal, la cual abrí, y salí a la
calle, me dirigía a mi coche.
María
estaba fuera, con lágrimas en sus ojos, me abrazó y me dijo: ‘Estoy muy
feliz y orgullosa de ti Carlos. Has pasado mi pequeña prueba. No podía
tener a un mejor hombre como esposo’.
Moraleja: Deja siempre tus condones en el coche.
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